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viernes, 18 de noviembre de 2011

Basta de muertes

Basta de muertes por defender su tierra, que es el unico sustento de la forma de vida de las familias campesinas e indígenas.

El miércoles 16 de noviembre fue asesinado en el paraje San Antonio, al norte de la provincia de Santiago del Estero el campesino Cristian Ferreyra de 23 años los asesinos, según indican los testigos del hecho, fueron los hermanos Javier y Anton Juárez, dos guardias privados enviados por el empresarios santafesino José Ciccioli.

Este empresario que ya había amenazado a la familia de Ferreyra y a otras, pretende quedarse con esas tierras para su propio provecho.

En el luctuoso episodio también fue herido por los disparos de una escopeta  Darío Godoy de 26 años.

En casa de los Ferreyra se iba a realizar una reunión de miembros locales del MOCASE-Vía Campesina con la intención de elaborar un documento justamente denunciando el amedrentamiento de que eran objeto por parte de este individuo con la complicidad de la Dirección Provincial de Bosques y parte de las autoridades provinciales y judiciales según denuncia la propia agrupación campesina. (ver comunicado)

En su comunicado el MOCASE afirma de manera rotunda: “Esto ocurre con complicidad y alevosía de parte de autoridades provinciales y funcionarios del Poder Judicial e instituciones como la Dirección Provincial de Bosques, que autorizó desmonte en un lugar donde viven familias campesinas indígenas de varias generaciones. A todos ellos los hacemos responsables directos del asesinato de Cristian”.

Solo en los últimos dos años cuatro personas fueron muertas por defender su tierra. El 12 de octubre de 2009 ejecutaron en Tucumán al diaguita Javier Chocobar. El 13 de marzo de 2010 falleció de un paro cardíaco frente a una topadora la campesina santiagueña Sandra “Ely” Juárez. El 23 de noviembre de 2010 fue asesinado en un corte de ruta el miembro de la comunidad qom "La Esperanza" de Formosa Roberto López. A éstas se suma ahora el joven Ferreyra.

Pero estas muertes son el resultado más grave e irreparable de una actividad continua de amedrentamiento, amenazas y agresiones directas que sufren las comunidades campesinas e indígenas en varias provincias del país por parte de empresarios y terratenientes que con total desprecio por la vida de las personas quieren apoderarse de la poca tierra que es su único sustento y con la que mantienen una relación ancestral que va mucho más allá de la mera depredadora explotación con la que tratan a ese recurso natural los asesinos y ladrones que se autoproclaman cultos y empresarios y que esgrimen frecuentemente como justificación de su maldad la marcha del progreso frente al supuesto atraso que significaría el modo de vida "primitivo". Esa es la misma excusa que llevó al General Roca a cometer el genocidio de los mapuches y otros indígenas que poblaban la patagonia al sur del río Negro.

Lo que para unos es solo el negocio de la soja, que en su ambición y falta de escrúpulos sabiéndose impunes los lleva hasta el asesinato, para los otros, las víctimas campesinas e indígenas lo es todo, tanto su sustento alimenticio como el de su forma de vida, el lugar desde el cual transmiten sus saberes y su cultura a sus hijos. Para ellos, a los que deberíamos considerar los verdaderos sabios y cultos, siempre pacíficos y pacientes hasta que se hartan de tanta injusticia e impunidad, los humanos y la tierra constituyen una unidad de vida y no dos cosas distintas en la cual el hombre es el dominador, el dueño, el explotador y la tierra aquello que se explota hasta agotarla y dejarla inservible.

El Estado Nacional y sus instituciones no pueden mantenerse al margen y deben actuar frente a estos abusos defendiendo a los que son injustamente perseguidos y robados en lo único que tienen. Si de lo que se trata en esta nueva Argentina es de alcanzar una sociedad más equitativa, más inclusiva, esta es una de las principales tareas pendientes.

Hay muchas formas de llevar a un pueblo y a una cultura a la extinción. Una es la del general Roca, a sangre y fuego y esclavizando a los sobrevivientes. Otra, más lenta y progresiva pero no menos efectiva, privándoles de su tierra, de su cultura y obligándolos a hacinarse en las poblaciones de emergencia de las ciudades en un ambiente que les es ajeno y que amenaza por quitarles hasta el recuerdo de su identidad.

A llegado la hora de decir basta. Todo militante por la vida, por la libertad, por la igualdad debe acompañar al movimiento indígena y campesino en sus reclamos. En esto no hay término medio, no hay forma de decir no tengo nada que ver, no tengo ese problema. Todos debemos ser uno y que los enemigos de los pueblos, de su cultura, de su forma de vida y de su libertad queden solos y bien identificados.

Comunicado del Mo.CA.SE
Crónica desde el sentimiento "Morir Por La Tierra"

bastadeodio                                                          

3 comentarios:

  1. Estas cosas muestran cuan urgente es una nueva ley de tierras, pero también la renovación toda de un poder judicial donde los conceptos de propiedad privada se asemejan más a los medievales que los adecuados para un estado democrático.

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  2. Si Iris es cierto, pero también es cierto y me duele reconocerlo que el tema indígena y la tenencia de la tierra no es solo un problema de aplicación de la ley, que existe y está aprobada desde hace 4 años, pero no se aplica o se lo hace de manera incompleta. Aquí lo que falta es una clara decisión política a nivel del ejecutivo nacional, provincial y municipal, en ese orden, porque ese es el orden del poder, para sacar el tema del pantano en el que se encuentra. Duele ver que lo que deben pagar de consumos los privilegiados de buenos aires es más importante que los problemas de los que no tienen nada, no hablemos de gas luz o agua potable. ¡La remil P que los Parió!

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