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sábado, 5 de noviembre de 2011

La UNESCO y el derecho de los Palestinos

36 Conferencia General de la UNESCO
En su 36 conferencia general la UNESCO decidió aceptar como miembro pleno a la Autoridad Nacional Palestina y la decisión produjo un terremoto diplomático.

Por una muy amplia mayoría, 107 países a favor (Argentina, España, Francia, China, India, Rusia, Venezuela, Brasil, Finlandia y Eslovenia, entre otros), 14 en contra -entre ellos los de Estados Unidos, Canadá, Alemania, Panamá, República Checa, Suecia, Australia y, por supuesto, Israel- y 52 abstenciones (como las de Reino Unido, Colombia, Italia, Japón o México), Palestina ha entrado a formar parte de la UNESCO, la rama de la ONU con sede en París encargada de promover la cultura y la educación. Ver aquí el comunicado de la 36 Conferencia General y el discurso de su Directora General Irina Bokova aquí.

En las semanas previas a la Conferencia, el Ejecutivo de la Unesco, con 40 votos a favor de las 58 naciones que lo integran decidió solicitar a la Conferencia General que se pronuncie sobre la entrada de Palestina como miembro. En esa reunión ejecutiva, cuatro países votaron en contra, Estados Unidos, Alemania, Rumanía y Letonia, mientras que otros 14, como España o Francia, se abstuvieron.

En respuesta a la decisión tomada en la Conferencia General, EEUU le retiró el aporte de fondos (lo que representa un 22% del presupuesto de 635 millones de dólares, unos 60 millones) e Israel además de hacer lo mismo (2 millones más) anunció, como represalia que autorizaría la construcción de 2000 nuevos asentamientos en Cisjordania y Jerusalén Este (que es el sector donde el futuro Estado Palestino planea instalar su capital) y bloquearía la transferencia de fondos a la Autoridad Palestina. Es obvio decir que la réplica odiosa de EEUU y su aliado Israel complican sobremanera el funcionamiento de la agencia y, lo que es más grave, por parte de la decisión israelí siempre guiada por el principio de devolver con creces las "afrentas", se perjudica directamente al Pueblo Palestino y representa una violación flagrante de los acuerdos internacionales existentes votados por las Naciones Unidas.

Irina Bukova (Bulgaria), Directora General UNESCO
El principio efectivo de "un país un voto" que rige en la UNESCO es poco común en el contexto de los organismos internacionales. En el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, el poder de voto está en directa relación con el monto de las contribuciones financieras de los miembros. En el consejo de seguridad, máximo organismo de la ONU para la toma de decisiones efectivas, un puñado de países, entre ellos EEUU, Rusia y China, tiene un poder de veto. Pero en cambio, en aquellas agencias multilaterales, como la UNESCO, la FAO, el PNUD y otras, donde opera el principio de un estado igual un voto, la reacción estadounidense a una decisión que no comparte pero que fue tomada de una forma absolutamente democrática, si ese término es aplicable a organismos como los descriptos, se rige por esa antigua lógica imperial del desprecio por la voluntad de muchos otros y el recurso de patear el tablero y de presionar, o bien con el retiro completo de su participación, o con la negativa a cumplir con su contribución económica.

Un poco de historia:

El efecto de la presión de los EEUU no es un asunto ni nuevo ni menor. En 1984, gobernando Ronald Reagan los EEUU se retiraron de la UNESCO (seguido luego en 1985 por la sumisa Inglaterra de Margaret Thatcher). La razón de fondo fue que la organización había tomado -con notable anticipación- partido en contra del predominio mundial de oligopolios privados comunicacionales, a los que se veía como un peligro real contra la libertad de expresión y lo había hecho saber fundándose en el informe MacBride.

La recordada Jeane Kirkpatrick, que fuera embajadora de Estados Unidos ante la ONU entre 1981 y 1984, durante el primer gobierno de Reagan, era una "conversa" de origen socialista, que luego se transformó en partidaria demócrata para terminar alineada con los ultraconservadores republicanos. Esta señora, era una tenaz enemiga del gobierno sandinista nicaragüense y protectora en ese entonces de los regímenes dictatoriales de El Salvador y Argentina, sin embargo cínicamente impugnaba “la dictadura de las mayorías” en la ONU. No aceptaba que el voto de una nación pequeña y pobre del África subsahariana, del sudeste asiático o Sudamérica valiera lo mismo en la asamblea general de la ONU o en sus agencias que el de la gran potencia norteamericana.

Gestora personal del retiro de Estados Unidos de la UNESCO, Kirkpatrick asumía como causa irrenunciable el principio del “libre flujo informativo”, como paradigma de una "libertad de prensa" que, en rigor como se puede constatar fácilmente hoy, es una máscara utilizada para cubrir lo que solo es "libertad de empresa". Bajo esta premisa se desarrolló la cruzada de Reagan y Thatcher contra el Informe MacBride y las aspiraciones del entonces llamado "Tercer Mundo" de una democratización de las comunicaciones, los intercambios culturales, de los sistemas informativos, de las relaciones económicas entre los Estados y del control del capital financiero especulativo. Un conjunto de luchas del movimiento de los países tercermundistas combatido con todo su poder por los EEUU que terminaría por imponer al conjunto de las naciones el paradigma del "Reganomics" un neoliberalismo imperial que destruiría la capacidad productiva de los países en desarrollo y los condenaría a ser exportadores de commodities, a la pobreza y el desempleo.

El entonces director general de la Unesco, Amadou-Mahatar M’Bow, senegalés y musulmán, simbolizaba esa “dictadura de las mayorías” en los organismos internacionales, que llevaba y lleva en los hechos a Estados Unidos a menospreciar los foros representativos de los países periféricos como el Grupo de los 77 o el Movimiento de Países No Alineados.

M´Bow fue el primer y último director general africano y tercermundista de la Unesco. La organización, ahogada financieramente por el éxodo de los aportes de Estados Unidos y Gran Bretaña, eligió en 1987 como su director al dirigente de la centro derecha española Federico Mayor Zaragoza que "cajoneó" al Informe MacBride. El mea culpa de la Unesco se tradujo en una suerte de larga estadía en el purgatorio, hasta que en el año 2003, bajo la gestión como director general del japonés Koichiro Matsuura, el gobierno de George W. Bush concretó el regreso de Estados Unidos a la organización. Pero por lo que se ve, las cosas con Obama no han cambiado demasiado y la actitud de los EEUU sigue siendo igual de mafiosa y prepotente.

El ingreso a la UNESCO es un triunfo de los palestinos, en especial de la Autoridad Palestina, en su eterna lucha por el reconocimiento internacional. El hecho de constituirse en el miembro número 195 de esta agencia permitirá, entre otras cosas, el resguardo de valiosos patrimonios mundiales en sitios históricos ocupados hoy por Israel, como Belén, Hebrón y Jericó, además de propiciar la defensa de la identidad cultural de un pueblo condenado al desarraigo y la exclusión. Pero, además y fundamentalmente, es la consecuencia lógica del voto reciente en la asamblea de la ONU en la cual se apoya el ingreso de Palestina como un Estado. En esa instancia EEUU puede hacer valer su derecho a veto. No es así en la UNESCO y esa es su gran limitación. Sin embargo, la decisión mayoritaria (calificada porque requiere los dos tercios de los miembros) de los países que la integran es coherente y va en el mismo sentido que el reciente voto en la ONU. Ver aquí.

Esta lógica imperial de los EEUU y su aliado israelí implica un alto costo para esta victoria de Palestina y de los ideales que dieron origen a la ONU. Como el republicano Reagan en 1984, el demócrata Barack Obama cierra hoy su billetera para castigar la decisión de un organismo internacional respaldada por 107 estados soberanos, en una notificación al resto del mundo de que el cacareado multilateralismo y las buenas maneras diplomáticas dejan de existir cuando están de por medio los intereses geopolíticos de Washington e Israel, país que agrede sistemáticamente al Pueblo Palestino y a la legalidad internacional con sus represalias.

El otro caso internacional donde la conducta de EEUU e Israel se aproxima a lo criminal es el caso del bloqueo a Cuba. Las Naciones Unidas se manifestaron de forma abrumadora a favor de su levantamiento. La votación tuvo solo tres expresiones en contra: EEUU, Israel y ¡Micronesia!. Pero este tema merece ser tratado de manera individual. 

bastadeodio                                                             

3 comentarios:

  1. Me defraudo una ves mas,México

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  2. Excelente post Profe! En esa votación, lo más grotesco fue cunado EEUU justificó el porqué de su voto en contra: "no es el momento" (?) y "esto no ayuda en nada a lograr una paz perdurable en la región". Acto seguido, como Ud bien describe, embolsaron la chequera en nombre de la democracia.

    Abrazo

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  3. Los enclaves financieros y militares. El Imperio a su servicio con todas sus agencias. El Mossad... todo confluye en el genocidio del pueblo palestino.
    Verificado en la destrucción sistemática de cualquier sitio de producción, fábrica que levanten. Y en el de las poblaciones civiles y los niños mismos.
    Todo su accionar constituye un enorme y repugnante crimen.

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