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domingo, 25 de diciembre de 2011

La Cámpora: Pensar en Positivo

Recalde, "wado" y Néstor con la Juventud
El dirigente de la Cámpora y flamante diputado nacional, hijo de desaparecidos, Eduardo "Wado" de Pedro, recuerda su participación en los sucesos del 19 y 20 de diciembre de 2001 y más allá, en una entrevista realizada por el periodista Nicolás Lantos publicada en Página12.

Muy lejos de los estereotipos que cierta oposición suele dar de la Cámpora y de sus militantes, las respuestas revelan una profundidad, una claridad y una frescura en el pensamiento de uno de los jóvenes dirigentes elegidos por Cristina para destacarse en este tercer período que vale la pena leer y meditar con atención:

Somos hijos de esa resistencia

“El 19 participé como un montón de compañeros de la manifestación a la nochecita, después de la declaración del estado de sitio. Esa noche fue de protesta pero también de fiesta porque se veía mucha alegría mezclada con la bronca: me fui a acostar con la sensación de que el pueblo había dicho basta de una forma muy contundente que yo no había visto nunca. Me levanté el 20 de diciembre para ir a trabajar, pero un compañero me comentó que estaban reprimiendo a las Madres, así que fui a la Plaza. Eran las 10 de la mañana. Intenté llegar a la Pirámide, donde estaban las Madres, pero no pude llegar, tuve un altercado con la policía y ellos se quedaron con mi bolso. Cuando fui a buscarlo, me metieron en un patrullero y sucedió todo lo que vino después.”

El relato corresponde a Eduardo “Wado” De Pedro, hijo de desaparecidos, dirigente de La Cámpora, flamante diputado nacional y una de las víctimas de la represión que ejercieron las fuerzas de seguridad de forma indiscriminada aquel 19 y 20 de 2001. “Todo lo que vino después” fue privación ilegítima de la libertad, golpes, torturas y amenazas de muerte. Aún hoy, a diez años de aquella mañana, desde su despacho en el Congreso, admite que no sabe qué hubiera pasado si el patrullero que lo trasladaba no hubiera chocado contra un taxi, lo que le permitió llamar la atención y pedir que lo llevaran a un hospital en lugar de a la comisaría. Así le dice a Página/12 en una charla que arranca hablando de lo que pasó hace una década y culminará intentando imaginar qué puede llegar a pasar cuando transcurra una década más.

¿Qué relación encuentra entre esa militancia y la que se manifestó en los últimos años de la mano del kirchnerismo?

–La organización política en esa época éramos los que nacimos en la resistencia al menemismo y al neoliberalismo, peleamos para mantener lo que quedaba del Estado de Bienestar en nuestro país. A mi generación, los que hoy tenemos 34, 35 años, nos tocó defender desde la resistencia. ¿Qué relación hay con la militancia de hoy? Toda la relación que hace que yo, que militaba en Hijos, hoy sea un dirigente de una agrupación juvenil como La Cámpora. El Cuervo Larroque, que militaba en Juventud Presente, hoy es conducción de La Cámpora. Mariano Recalde, que militaba en la universidad, hoy es conducción; Ottavis, que tenía militancia social, también... La relación es natural y directa porque La Cámpora se nutre de la experiencia de la resistencia contra el neoliberalismo, toma esas experiencias para mantener una política. No somos ni yuppies ni gente que hace política por un sueldo, sino que somos hijos de esa resistencia, hijos de una generación de desaparecidos. Las cosas que dicen de nosotros la verdad que me entran por un oído y me sale por el otro.

Entre la crisis de 2001 y la aparición pública de La Cámpora pasaron al menos cuatro años. ¿Qué pasó en ese intervalo?

–En 2002, desde Hijos hicimos una convocatoria a todas las “agrupaciones silvestres”, nacionales y populares, que reivindicábamos las mejores tradiciones del peronismo, que habíamos resistido al menemismo, que no nos habíamos comido la ilusión del falso progresismo aliancista, para discutir la unidad generacional. A esa reunión fueron Mariano Recalde, Andrés Larroque, Javier Andrade, Axel Kiciloff, un montón de personas y agrupaciones que en ese momento no veíamos una generación de políticos en escena capaz de marcar otra lógica. Esas reuniones fueron muy ricas, y Néstor nos encontró discutiendo eso, nos agarró por sorpresa: era el político que nosotros pensábamos que no existía más, el presidente que nosotros llevábamos un año proyectando para 25 años más tarde.

Así como esa experiencia los marcó a ustedes como militantes, el kirchnerismo marcará a quienes ingresan a militar hoy. ¿Qué diferencias ve entre una época y otra?

–Veo una generación de políticos mucho más sanos, una generación de jóvenes que se incorpora a la política conociéndola como factor de poder, que está aprendiendo las mejores prácticas, que tiene alguien con quien identificarse, que no necesita pensar por la negativa, que se incorpora a un proceso en el que el pueblo siempre tiene más, donde las decisiones cada vez que se disputa poder entre los intereses del pueblo y algún particular son siempre a favor del pueblo. Si todos esos pibes que hoy se están formando siguen militando y aprenden a gestionar creo que tenemos proyecto para rato y estoy convencido de que entre estos pibes y pibas hay un Néstor, una Cristina, un Perón y una Eva.

Después de ocho años de kirchnerismo, ¿la Argentina está a salvo de otra crisis como la que concluyó en 2001?

–Para evitar que se vuelva a tocar fondo todavía falta mucho y tiene que ver con un cambio cultural. Así como nuestro país comenzó a desindustrializarse en el ’76, esa desindustrialización vino con una conquista cultural y eso no se puede revertir en ocho años. Recién ahora estamos empezando a recuperar la autoestima, a pensar que Argentina somos todos. Estamos en ese proceso, nos quedan cuatro años para apuntalar, para hacer sintonía fina, como muy bien dice la Presidenta, que significa empezar a modificar, sector por sector, todas esas conductas que si bien pueden beneficiar a ese sector en particular, van en contra del interés de todos los argentinos. Recuperar esa idea de interés nacional es lo que nos corresponde como generación. Poder transmitir lo que pasó en el 2001, lo que nosotros vivimos desde la resistencia, para que las nuevas generaciones sean los guardianes de este modelo nacional, popular y democrático.

Desde el importante rol que se le dio a la juventud de cara a este período, ¿cuáles son los pasos a seguir para conseguir eso?

–Todavía la fragmentación social producida por años de marginalidad, pobreza y desocupación dejó secuelas, y si bien se avanzó mucho en materia de empleo, educación y condiciones de vida tenemos mucho que hacer para que esa generación que más sufrió la década de los ’90 en cuanto a niveles de educación y empleo pueda reinsertarse de la mejor forma posible. Hay que militar y trabajar mucho, ser los mejores gestores del Estado para poder aplicar las políticas que nuestra Presidenta considere que son las adecuadas, para que lleguen a cada rincón de nuestro país la salud, la educación y el empleo. Recordemos que los sueños que teníamos en el 2001 hoy son realidad y nosotros tenemos que ser capaces de volver a soñar una Argentina mucho mejor y que al terminar estos cuatro años sea también realidad.

bastadeodio                                                           

4 comentarios:

  1. Qué bueno!!!
    Pensar que hace apenas 10 años, no teníamos reemplazo... Veíamos todo mustio... de pronto estos chicos... Ellos por un lado, los motoqueros en sus gestos solidarios... miles de pibes "asomando"... escucho a mi hijo "Mamá, yo voy a la plaza.. vos, ¿te pensás quedar?" y ese sentir ... como resurgir de otra época.. Despertar de ese sueño "pesado"... A veces siento que "debemos cuidarlos" que se exponen demasiado... en realidad estar expuesta yo, no me interesa.. pero los veo tan parecidos a lo que soñaba... que temo que pasen por una experiencia semejante... Sí, a veces temo... No quiero que tengan que retroceder... No quiero que deban "matar el idealismo"... Es entonces cuando me miro, me río y digo: Madre sobreprotectora!!! porque a todos ellos los siento un poco mis hijos...

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  2. madraza!. Hilda lo bueno es que hace diez años estos pibes se estaban despertando por la crisis y no lo sabíamos y no solo se despertaron sino que se prepararon, son una generación que no solo sabe lo QUE quiere sino COMO lograrlo. Néstor los convocó y les dio un cauce ancho para expresarse. Cristina continúa y les da responsabilidades.

    Y además llevan dentro el fuego de la pasión. Si, tenés razón, hay que cuidarlos, de la incomprensión, de los prejuicios de los fracasados, de toda esa mierda envidiosa, soberbia y mentirosa que representa la vieja política.
    Muchos de ellos son economistas, Iván era uno de ellos, pero son de nuevo cuño, conocimiento, ideales y pasión son muy buena combinación para cambiar las cosas, si además le sumás la experiencia.

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  3. Vamos los pibes! Son los únicos que nos van a sacar del discurso anquilosado, oxidado y retrógado del viejo peronismo acomodaticio, y les van a meter el peronómetro en el culo!

    Abrazo Profe!

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  4. ¿Qué marcaría el peronómetro?, si se lo, como decís, se lo pusiésemos, digo yo, que soy más finoli, a estos amigos. Marcaría sobre cero o bajo cero?. En algún otro lado lo expliqué, pero ya se sabe: a los comentarios se los lleva el viento aún más que a los post (salvo que sean de ciertos bloggers). Voy a repetirlo: Estos amigos interpretan la expresión de Perón: "los trabajadores son la columna vertebral del movimiento" en el sentido mucho más restringido de "los sindicatos son la columna vertebral" y claro no se trata de eso y mucho menos si esos sindicatos disputan la conducción. Ya pasó con Augusto Timoteo Vandor y en otro plano distinto, pero en algo similar, paso con la pretensión de que "la juventud es la columna vertebral" en la época de la JP conducida por los Monto, que también le disputaron la conducción a Perón. Claro, ni Néstor, ni ahora Cristina, son Perón, pero tampoco el movimiento se ha mantenido idéntico a sí mismo, sin cambios. La esencia del movimiento y por eso a perdurado durante tantos años, es el cambio, su adaptación manteniendo el rumbo esencial frente a lo cambiante de los contextos y nadie puede dudar que hoy la conducción reside en Cristina Fernández y que ella mantiene en alto las banderas del peronismo. Ni siquiera Hugo que lo ha dejado bien claro en estos días a pesar o mejor debido a las malas e interesadas interpretaciones de lo dicho en Huracán. En fin, estamos rodeados de enemigos porque está claro que somos "el hecho maldito del país burgués", que hoy podés traducirlo como neoliberal, está fuera del movimiento, en la vereda de enfrente con otras banderas las muestren o no (como Macri) pero también y como siempre los tenemos dentro sacudiendo los símbolos pero metiendo piedras en el camino o intentando torcer el rumbo (como Menem). Somos tan importantes que no hay nadie que pueda definir su estrategia sin tenernos en cuenta, se definen por oposición, solo eso y normalmente eso es muy poco.

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