Por una Patria Justa, Libre y Soberana

Una Patria Justa, Libre y Soberana - 17 de octubre de 1945 - 17 de octubre de 2015 - Día de la Lealtad - Setenta años

sábado, 21 de abril de 2012

¿Reconstrucción o Reorganización?

Reconstrucción
Mario "Pacho" O´Donnell publica en el diario Página12 del sábado 21 de abril una nota titulada: "La participación civil en la dictadura". La nota comienza explicitando su objetivo:

"Llamar “dictadura militar” al ominoso Proceso de Reconstrucción Nacional es indultar sin razón al componente civil de aquellos años oscurísimos y sangrantes en que el terrorismo de Estado campeó en nuestra Patria." (la negrita es agregada)

En ella el historiador y actual titular del Instituto Nacional de Revisionismo Histórico Argentino e Iberoamericano Manuel Dorrego, hace una adecuada fundamentación -aunque sin entrar en detalles- de la participación civil en la dictadura tradicionalmente calificada como "militar" a secas que se inició con el golpe de estado del 24 de marzo de 1976.

Pacho sostiene que la participación civil, de la que da muchos ejemplos, mucho más que accesoria o marginal, es -afirma- central y "Los civiles fueron parte indispensable de la dictadura cívico-militar y en gran medida pueden ser considerados los autores intelectuales de la misma."

También Pacho destaca el rol central -aunque sin ahondar en objetivos y consecuencias- que jugó el empresario José Alfredo Martínez de Hoz, antes y después del 24 de marzo.

Termina su escrito con un párrafo que contiene un cierto reclamo genérico de culpa sobre la sociedad actual cuando dice:

"La sociedad argentina, por magnanimidad o porque mayoritariamente no se sintió exenta de culpa, permitió que la mayoría de los civiles cómplices o colaboracionistas se reciclaran en la democracia, sin exigirles la rendición de cuentas que, con justicia aunque con demoras e indultos, exigió y exige a los miembros de las Fuerzas Armadas. En cuanto a la justicia, es necesario encontrar las vías legales para evitar la prescripción de tanta complicidad. Y en cuanto a nosotros, siempre llamemos dictadura cívico-militar al Proceso de Reorganización Nacional." (la negrita es agregada)

Se me hace necesario hacer algunas observaciones sobre lo escrito por O´Donnell.

En primer lugar las descargas generalizadas de culpa no conducen a nada y además son totalmente injustas con aquellos que en las peores condiciones imaginables se negaron a aceptar el silencio y la complicidad y arriesgaron sus vidas y en muchas ocasiones las perdieron pero no cedieron en su reclamo de justicia frente al terrorismo de estado. Son muchos, no son pocos los y las valientes que tuvieron esta actitud sin la cual el proceso de reconstrucción de la memoria y de la justicia que desde hace unos años vivimos no existiría.
Madres y Abuelas luchadoras incansables
Es imposible olvidar que este Pacho que hoy escribe también formó parte de un gobierno, el de Menem, que tomó al olvido como bandera en aras de una supuesta reconciliación nacional. Hay ocasiones en las que es más honesto hacer un mea culpa antes de descargar culpas de este tipo sobre otros.

En segundo lugar Pacho se queda corto y no explicita que el golpe del 24 de marzo -con la excusa de la lucha contra la subversión- instaló un proceso de transformación profunda de la estructura económico-productiva del país y del Estado que merece ser calificado de destructivo.
Ese era el verdadero plan de la dictadura, la guerra antisubversiva fue la excusa frente a la opinión pública. El método elegido, la desaparición sistemática de personas, es aquél que ahora sirve para condenar a sus ejecutores, los militares y fuerzas de seguridad, pero es mucho menos útil para alcanzar a los ideólogos. Los ideólogos solo pueden ser juzgados por sus crímenes en la medida en que actuaron en forma directa en la desaparición de personas, por lo menos como instigadores, y en la medida en la que se apropiaron de manera ilegal de bienes de personas o instituciones.

Una tercera y última observación: Pacho llama al "proceso" iniciado el 24 de marzo de 1976 de dos maneras diferentes, al parecer sin advertirlo. Al comienzo de su nota le agrega al término "proceso" la palabra "reconstrucción" y al finalizar la misma nota usa el término "reorganización". Sin duda las dos palabras no son intercambiables, no significan lo mismo, incluso si se las analiza pueden bien ser lo opuesto y, en consecuencia, califican de muy distinta manera al "proceso".

"Reconstrucción" es una palabra de fuerte connotación política en la historia nacional y mundial y, en general, positiva. Ese término fue empleado, por ejemplo, por Héctor Cámpora, para calificar el objetivo central de su gobierno. Es también empleado por los Kirchner en relación al objetivo central de reconstruir al Estado y el "tejido social" combatiendo la pobreza, el desempleo y la desigualdad.

El término "Reorganización", en cambio es en su origen mucho menos político y más empresarial o administrativo, pero que al ser usado por la dictadura refuerza el papel de la parte civil. Me explico. No es que los militares no lo empleen, seguramente no solo lo hacen sino que le dan un sentido similar al empleado en administración pero aplicado a una estructura de tipo militar.
En el caso de la dictadura (de ésta y de sus inmediatas antecesoras) su empleo era fundamentalmente de carácter ideológico y cobraba su significado en el marco de la llamada "doctrina de la seguridad nacional" emanada desde Washington en el contexto de la guerra fría entre el "bloque occidental" y el "bloque comunista", la que, esencialmente concebía la existencia, dentro de cada país, de fronteras interiores invisibles pero realmente existentes entre los partidarios de uno y otro bloque. De allí la expresión "infiltración marxista". Reorganización es para los militares la eliminación, si es necesario física, de esa "quinta columna" y, por eso, sus víctimas principales se encuentran en el medio estudiantil, obrero y cultural donde se los podía identificar fácilmente por las ideas que expresaban.

Para los civiles golpistas, en cambio, la reorganización era percibida como un cambio en las reglas de juego económicas. Concretamente apuntaban a llevar al mínimo el papel de control y participación del Estado en la vida económica, modificar (reorganizar) radicalmente el tejido productivo nacional abriendo las importaciones de manera agresiva con la finalidad de apropiarse, con el aporte de capitales extranjeros, de empresas nacionales de importancia y procurar con ello la mayor concentración posible. Era, al fin y al cabo, visto todo el proceso de reorganización nacional como una oportunidad de negocios para pocos nacionales y sus aliados extranjeros.

Los objetivos de ambos sectores confluían sobre los dirigentes y activistas gremiales de allí que sea en este sector donde se encuentra el mayor número de personas desaparecidas.

Además, los métodos de los militares se utilizaron, en algunos casos, para apropiarse de manera directa de algunas empresas, practicando la detención ilegal y la tortura con sus legítimos dueños.

La Junta de la Destrucción
No cabe la menor duda sobre la circunstancia histórica respecto de cómo llamaban y concebían los golpistas al proceso que se inició ese 24 de marzo, simplemente hay que leer la primera proclama que se conoció como "comunicado número 1 de la junta de comandantes" y que dice en una de sus partes, bajo el siguiente título:

"Acta fijando el propósito y los objetivos básicos para el Proceso de Reorganización Nacional", entre los considerandos figuran:

1.- Propósito. Restituir los valores esenciales que sirven de fundamento a la conducción integral del Estado, enfatizando el sentido de moralidad, idoneidad y eficiencias, imprescindible para reconstruir el contenido y la imagen de la Nación, erradicar la subversión y promover el desarrollo económico de la vida nacional basado en el equilibrio y participación responsable de los distintos sectores a fin de asegurar la posterior instauración de una democracia, republicana, representativa y federal, adecuada a la realidad y exigencias de solución y progreso del Pueblo Argentino.

2.- Objetivos básicos (algunos).

2.1. - Concreción de una soberanía política basada en el accionar de instituciones constitucionales revitalizadas, que ubiquen permanentemente el interés nacional por encima de cualquier sectarismo, tendencia o personalismo.

2.2. - Vigencia de los valores de la moral cristiana, de la tradición nacional y de la dignidad de ser argentino.

2.3. - Vigencia de la seguridad nacional, erradicando la subversión y las causas que favorecen su existencia.

2.7. - Relación armónica entre el Estado, el capital y el trabajo, con fortalecido desenvolvimiento de las estructuras empresariales y sindicales, ajustadas a sus fines específicos.

2.8. - Conformación de un sistema educativo acorde con las necesidades del país, que sirva efectivamente a los objetivos de la Nación y consolide los valores y aspiraciones culturales del ser argentino.

2.9. - Ubicación internacional en el mundo occidental y cristiano, manteniendo la capacidad de autodeterminación, y asegurando el fortalecimiento de la presencia argentina en el concierto de las naciones.

Más claro echale agua. De reconstrucción nada de nada, de destrucción todo.

bastadeodio                                                             

4 comentarios:

  1. Iba leyendo el post, profe, y pensaba lo mismo: que O'Donnell no puede poner la culpa afuera y posicionarse por arriba de nadie porque integró un gobierno como el de Menem, que no sólo se abrazó a Rojas (y con ese abrazo abrazó a todas las dictaduras) sino que indultó a Videla y a Massera. ¿Sólo porque no era presidente del Instituto Dorrego calló en ese momento? Vamos.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Grande! Nada escapa al escaneo del Profe, este es uno de los blogs más analíticos y aportadores (si se me permite la expresión) de sustancia para blogueros, lectores y comentaristas. Indispensable!

    Abrazo profe

    ResponderEliminar
  3. Muy bueno Profe, “De reconstrucción nada de nada, de destrucción todo”… recuerdo el Comunicado Número 1… Es uno de esos flashes imborrables…

    Hay personas que me producen “digestión lenta”, una de ellas es el famoso “Pacho”. No hace mucho lo encontré en la confitería del MALBA, conversaba con su grupo y miraba el entorno esperando el reconocimiento de “la gente” (ya que para él, me siento “gente”) al mejor estilo Lanata.
    Para mí, Pacho sostiene la teoría de los dos demonios… por eso “no advierte” la nominación diferente y busca “los civiles ideólogos” para aliviar algunas mochilas muy pesadas y así, lograr el equilibrio… No tengo pruebas pero suelo tener olfato.
    Por eso no me gustó su nominación en el Instituto Nacional de Revisionismo Histórico Argentino e Iberoamericano Manuel Dorrego, yo hubiese preferido a Galasso (cosas mías, creo que Galasso no podía ni quería -jaja)
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  4. Lamentablemente Pacho no es el único ni el primero en cambiar el nombre del autodenominado "proceso" e intentar reinventar o "revisar" la historia reciente. El revisionismo, por supuesto, no es una actitud única de los historiadores populistas enfrentados a la historia oficial liberal. Hay revisionismos de todos los signos y en el tema de la dictadura están de moda. El punto de vista histórico siempre está marcado por la visión del presente de quien revisa los hechos. Por eso individuos como el ex jefe del servicio de "inteligencia" de Menem, el "tata" Yofre, escribe su versión de esos años y es un "mejor vendido".
    Me parece que Hilda apunta a una posible explicación del cambio de término que es posiblemente acertada en muchos casos. En el caso de O´Donnell se da el hecho de que emplea los dos términos sin aclarar la diferencia evidente entre ellos, de modo que eventualmente podría ser un descuido o un lapsus que él podría argüir "inconsciente".
    Lo que yo quería remarcar es que la diferencia existe y es demasiado gruesa para no verla.

    ResponderEliminar