Por una Patria Justa, Libre y Soberana

Una Patria Justa, Libre y Soberana - 17 de octubre de 1945 - 17 de octubre de 2015 - Día de la Lealtad - Setenta años

domingo, 16 de octubre de 2011

Eva, Juan, el 17 de octubre de 1945 y después

Braden y el Flit según Time Magazine
(Este le sigue al post Eva y Juan, 14 de octubre de 1945)
El 15 de octubre la embajada norteamericana -Spruille Braden ya no estaba a cargo de ella desde el mes de agosto-  celebra la detención de Perón: "Perón está fuera del juego políticamente hablando, sin apoyo palpable en el Ejército y muy poco del sector gremial colaboracionista, afirman en un comunicado".

Pero la embajada norteamericana se equivocaba fiero. "El 15 de octubre se declara la huelga revolucionaria por tiempo indeterminado en todos los ingenios ", recuerda Luis René Villacorta, dirigente de la FOTIA. Los trabajadores tucumanos del azúcar exigen, además, la reunión del Comité Central Confederal de la CGT. Asimismo, en Berisso, al impulso combativo de Cipriano Reyes, los trabajadores de la Carne comienzan a movilizarse espontáneamente con independencia de la CGT y al atardecer recorren las calles de esa localidad y de muchas otras levantando a los obreros a los gritos de ¡Viva Perón y la Secretaría de Trabajo!.

El diario La Epoca del día 15, informa: "La irritación cunde en la clase trabajadora, los patrones iniciaron su ataque a las conquistas sociales". La nota explica que dada la resolución del nuevo Secretario de Trabajo, los empleadores se niegan a abonar el feriado del 12 de octubre y que en algunas fábricas han aparecido carteles, colocados por la patronal en las puertas de acceso, con el siguiente texto: "El 12 de octubre vayan a cobrárselo a Perón". Esta actitud revanchista e irritante provoca incidentes en varias fábricas pero sobre todo alimenta la movilización obrera.

En la mañana del día 16, los dirigentes de la CGT visitan al presidente Farrell para comunicarle su preocupación por la salud del coronel Perón, así como que algunos gremios, en forma parcial, han salido a la calle espontáneamente reclamando por su libertad. También le expresan la inquietud reinante en la clase trabajadora ante las versiones de los diarios acerca del nuevo gabinete que estaría integrado por hombres del conservadorismo.

En la noche del 16, una CGT dividida por los comunistas y los socialistas contrarios a Perón, por 16 votos contra 11, decide decretar un paro general en todo el país por el término de 24 horas a partir de las cero horas del día 18, en defensa de las conquistas laborales pero sin nombrar a Perón en el comunicado, en lo que fue con toda probabilidad una concesión del sector peronista para obtener la declaración del paro general.

Esa misma noche el coronel Perón es trasladado argumentando cuestiones de salud desde Martín García al Hospital Militar al que llega a las 6 de la madrugada. Ya a media mañana del día 17, grupos de trabajadores reclaman frente al hospital, exigiendo ver a Perón.

A las 15 y 30, un grupo de sindicalistas mantiene una reunión con Perón dentro del hospital. En las primeras horas de la tarde, varias columnas confluyen ante los puentes del Riachuelo. Según Cipriano Reyes que actuó con mucha eficacia en la movilización obrera "Era una muchedumbre de 50.000 personas".

Han pasado ya las 16 horas cuando, ante el aumento de la movilización popular, el presidente Farrell envía a algunas personas de su confianza para conversar con Perón y encontrar una salida a la evidente precipitación de la crisis.

"Estábamos allí -recuerda Franklin Lucero- sus amigos de las buenas y malas horas...". "Las llamadas desde la Casa de Gobierno se sucedían. Farrell quería calmar a la muchedumbre. En determinado momento, Perón me preguntó: - ¿Hay mucha gente? Realmente, ¿hay mucha gente, che?... Nunca me había tuteado. Pero su creciente entusiasmo, se comenzaba a apreciar en su cambio físico y espiritual".
Mientras, en la plaza de Mayo, el golpista General Avalos intenta infructuosamente dirigirse a los trabajadores. La respuesta de la plaza es contundente: "¡Queremos a Perón!".

Desde el Hospital Militar, Perón acepta conversar con Farrell pero le pone fuertes condiciones:

"Primero, que Vernengo Lima se mande a mudar, segundo, que la Jefatura de Policía la ocupe Velazco, tercero, que lo busquen a Pantín y lo pongan al frente de las fuerzas de mar y que Lucero se haga cargo del Ministerio de Guerra. Además, hay que traer inmediatamente a Urdapilleta, que está en Salta, para que se haga cargo del ministerio del interior. Esas son mis condiciones"

Rato después, Farrell y Perón conversan en la residencia presidencial. Recuerda Perón:  "Me dijo Farrell:- Bueno, Perón, ¿qué pasa?. Yo le contesté: Mi General, lo que hay que hacer es llamar a elecciones de una vez. ¿Que están esperando? Convocar a elecciones y que las fuerzas políticas se lancen a la lucha... -Esto está listo, me contestó y no va a haber problemas. -Bueno, le dije:- Entonces, me voy a mi casa.
No, déjese de joder, me dijo y me agarró de la mano: Esa gente está exacerbada , ¡nos van a quemar la Casa de Gobierno!"


Aproximadamente a las 23 horas, Farrell y Perón ingresan a la Casa Rosada. -Venga, hable, me dijo Farrell- recuerda Perón. Minutos después, el coronel ingresa al balcón y se abre ante su mirada un espectáculo majestuoso mientras una ovación atronadora saluda su presencia. En la noche de Buenos Aires, una inmensa muchedumbre, con antorchas en sus manos y que algunos estiman en trescientos mil, otros en quinientos mil y el diario La Epoca -exagerando- en un millón de personas, vibra coreando su nombre: ¡Perón! ¡Perón!.

Los diarios encendidos en las manos de sus descamisados resplandecen sobre la negrura nocturna celebrando la victoria popular. Alguien alcanza una bandera hasta el balcón: es una bandera argentina que lleva atada una camisa. El coronel la toma y la hace flamear de un lado para otro, ante la alegría popular. ¡Ar-gen-ti-na! ¡Ar-gen-ti-na!. Farrell y Perón se abrazan, produciendo un nuevo estallido de emoción en el pueblo reunido. Las horas de angustia han pasado.

El coronel, profundamente conmovido, se acerca al micrófono. "¡Imagínese -recordará años después- ni sabía lo que iba a decir... Tuve que pedir que cantaran el himno para poder armar un poco las ideas". Concluido el himno nacional, el coronel se dirige a la multitud, renovando el pacto de confianza entre el líder y su Pueblo:

"Trabajadores. Hace casi dos años, desde estos mismos balcones, dije que tenía tres honras en mi vida: ¡la de ser soldado, la de ser un patriota y la de ser el primer trabajador argentino!. Una larga ovación interrumpe el discurso. Perón le dice al pueblo que a firmado su solicitud de retiro y que lo hizo "para ponerme al servicio integral del auténtico pueblo argentino.... Muchas veces me dijeron que ese pueblo por el que yo sacrificaba mis horas de día y de noche, habría de traicionarme. Que sepan hoy los indignos farsantes que este pueblo no engaña a quien no lo traiciona. Por eso, quiero, en esta oportunidad, como simple ciudadano, mezclado en esta masa sudorosa, estrechar profundamente a todos contra mi corazón, como lo podría hacer con mi madre...".

Uno no es quizás consciente, si no lo ha vivido, de lo extraordinario, de lo emocionante, que es el diálogo entre una persona y cientos de miles. Son raras las ocasiones en que ocurren. Perón y Eva lo concretaron en varias y gloriosas oportunidades.

En la Plaza el pueblo trabajador reunido quiere saber dónde ha estado, qué le ha pasado, pero él prefiere -como había acordado con Farrell- no referirse a lo sucedido y le responde a sus trabajadores:

"No me pregunten ni me recuerden cuestiones que yo ya he olvidado. No quiero empañar este acto con ningún mal recuerdo." Y afirma: "...Ha llegado el momento del consejo. Trabajadores: únanse, sean hoy más hermanos que nunca ...Y les pido que realicen el día de paro festejando la gloria de esta reunión de hombres de bien y de trabajo, que son la esperanza más pura y más cara de la patria". Desde la plaza, le responden: ¡Mañana es San Perón! ¡Mañana es San Perón!. Finalmente, el coronel, temeroso de la posible existencia de provocadores, les dice: "...Al abandonar esta magnífica asamblea, háganlo con mucho cuidado... Tengan presente, que necesito un descanso que me tomaré en Chubut para reponer fuerzas y volver a luchar, codo a codo con ustedes, hasta quedar exhausto, si es preciso... Y ahora, para compensar los días de sufrimiento que he vivido, quiero pedirles que se queden en esta plaza, quince minutos más, para llevar en mi retina el espectáculo grandioso que ofrece el pueblo desde aquí".

Rato después, la imponente concentración se dispersa lentamente. Los trabajadores industriales y los peones rurales han irrumpido tumultuosamente en la historia argentina, protagonizando una verdadera insurrección popular y han liberado al coronel Perón, quebrando el poder de la oligarquía.

Afiche de época del Escudo Peronista
La gesta del 17 de octubre de 1945 había terminado y con ella una época llegaba a su fin y una nueva y prometedora estrenaba sus primeras horas. Nada sería igual en la Argentina luego de la irrupción en la historia de la patria de la clase trabajadora, de allí en más, reconociéndose en lo que los une: ser peronistas.

"Era el subsuelo de la Patria sublevado... Eramos briznas de multitud y el alma de todos nos redimía. Presentía que la historia estaba pasando junto a nosotros y nos acariciaba suavemente, como la brisa fresca del río. Lo que yo había soñado e intuido durante muchos años estaba allí presente, corpóreo, tenso, multifacetado, pero único en el espíritu conjunto. Eran los hombres que están solos y esperan que iniciaban sus tareas de reivindicación. El espíritu de la tierra estaba presente como nunca creí verlo".
Raúl Scalabrini Ortiz

Como Perón había prometido en sus cartas se casó con Eva en Junín, solo 5 días después, el 22 de octubre. Lo hicieron en la escribanía Ordiales, que funcionaba en una casona que aún existe en la esquina de Arias y Quintana, en el centro de la ciudad. El escritorio utilizado para confeccionar el acta de matrimonio civil se encuentra expuesto en el Museo Histórico de la ciudad.

Dos días mas tarde se realizó la ceremonia de matrimonio católico, por decisión de Eva en la iglesia de San Francisco de la ciudad de La Plata.


La participación de Evita en la campaña electoral de Perón de 1946 fue una novedad en la historia política argentina. En aquel momento las mujeres carecían de derecho al voto (Salvo en San Juan y para autoridades locales) y las esposas de los candidatos tenían una presencia pública muy restringida y básicamente apolítica. Desde principio de siglo grupos de feministas, entre los que se destacaron Alicia Moreau de Justo, Julieta Lanteri y Elvira Rawson de Dellepiane, habían reclamado sin éxito el reconocimiento de los derechos políticos para las mujeres.
Eva fue la primera esposa de un candidato presidencial argentino en estar presente durante su campaña electoral acompañándolo en sus giras y participando en todas las actividades políticas, como ya lo venía haciendo desde antes del 17. Perón venía proponiendo desde 1943 que había que reconocer el derecho al voto de las mujeres, pero en 1945 la Asamblea Nacional de Mujeres presidida por Victoria Ocampo y otros sectores conservadores se opusieron enérgicamente por considerar que era una maniobra electoral y el proyecto finalmente no logró imponerse (hicieron la del perro del hortelano, como siempre).
Sin embargo, aunque las mujeres no tenían aún derecho a voto jugaron un papel muy importante, siguiendo el ejemplo de Evita, como activistas en la campaña electoral y fueron decisivas en el amplio triunfo del Peronismo. En las elecciones, la alianza Partido laborista-Junta Renovadora de la UCR con la fórmula Perón-Quijano obtuvo 1.521.237 votos (54%) y la Unión Democrática (UCR-PS-PDP-PC) que llevaba a Tamborini-Mosca 1.207.255 votos. Spruille Braden, el archienemigo de Perón y para entonces promovido a Subsecretario de Estado de los EEUU, intentó perjudicarlo mediante el "Libro Negro" acusándolo de pro nazi. Le salió el tiro por la culata. Perón le respondió con el libro "Azul y Blanco" y la consigna "Braden o Perón".

El 27 de febrero de 1946, tres días después de las elecciones, Evita pronunció su primer discurso político en un acto organizado para agradecer a las mujeres su apoyo moral pero efectivo a la candidatura de Perón. Evita no esperó para plantear lo importante. Exigió públicamente la igualdad de derechos para hombres y mujeres y en particular el voto femenino. Evita les dijo a la importante cantidad de mujeres peronistas reunidas para escuchar sus palabras:

"La mujer argentina ha superado el período de las tutorías civiles. La mujer debe afirmar su acción, la mujer debe votar. La mujer, resorte moral de su hogar, debe ocupar el sitio en el complejo engranaje social del pueblo. Lo pide una necesidad nueva de organizarse en grupos más extendidos y remozados. Lo exige, en suma, la transformación del concepto de mujer, que ha ido aumentando sacrificadamente el número de sus deberes sin pedir el mínimo de sus derechos."


El derecho al voto femenino hecho realidad

El proyecto de ley fue presentado inmediatamente después de asumido el nuevo gobierno constitucional, el 1 de mayo de 1946. La oposición de los prejuicios conservadores resultaba evidente, no solo entre los partidos opositores sino incluso dentro de los partidos que sostenían al peronismo. Evita presionó constantemente a los parlamentarios con impresionantes movilizaciones femeninas nunca vistas frente al Congreso Nacional para que lo aprobaran, causando incluso protestas de estos por su intromisión e insistencia personales. Evita asistía a los debates desde las galerías acompañada por sus mujeres peronistas.

En setiembre de 1947 se sancionó la ley 13.010 del voto femenino y con la Reforma Constitucional de 1949 el derecho quedó consagrado de manera definitiva, ya no habría posibilidad de vuelta atrás. En las elecciones nacionales del ´51, en una afluencia masiva a las urnas, dos de cada tres mujeres votaron por Perón. 23 electas diputadas nacionales y 6 senadoras se incorporaron al Congreso Nacional en lo que constituye un hecho histórico. Argentina pasó a formar parte de un selecto puñado de países en el mundo en los que existía el sufragio femenino. Lamentablemente Evita se encontraba ya muy enferma, pero aún así su pasión la llevó a votar por primera y última vez. La urna le fue acercada por su secretaria a su cama del hospital en lo que constituye una escena de enorme valentía y dolor.

Entre los historiadores y en la sociedad toda existe un consenso unánime con respecto a que Evita tuvo un papel decisivo en el reconocimiento de la igualdad de derechos políticos y civiles entre hombres y mujeres. Más tarde la propia Eva Perón, durante su gira europea, precisó con claridad y enorme visión de futuro su punto de vista frente a esta cuestión:

"Este siglo no pasará a la historia con el nombre de “Siglo de la Desintegración Atómica” sino con otro nombre mucho más significativo: “Siglo del Feminismo Victorioso”."

Evita supo ver más lejos que nadie de su época. Efectivamente el siglo XX se puede considerar el siglo de los Derechos Humanos mucho más que el siglo del miedo y del horror nuclear como parecía serlo en esos tiempos.

bastadeodio                                                       

2 comentarios:

  1. Impecable raconto, Profe. Un placer haberlo leído.
    Un abrazo.

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  2. Impresionante, vamos a por el espacio en canal Encuentro para el profe!

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