Por una Patria Justa, Libre y Soberana

Una Patria Justa, Libre y Soberana - 17 de octubre de 1945 - 17 de octubre de 2015 - Día de la Lealtad - Setenta años

viernes, 13 de febrero de 2015

EL CASO NISMAN Y LO QUE LO ACOMPAÑA: ¿Golpe institucional "blando" u otro intento desestabilizador?

Cristina bajo el cielo estrellado del techo de la Asamblea de la RP China
La pregunta puede parecer trivial porque lo segundo -la desestabilización- puede eventualmente conducir -de tener éxito- al escenario de la destitución mediante un juicio político (nunca ocurrida en la historia institucional del país) o el adelantamiento de elecciones (ya sucedido anteriormente).

Personalmente discrepo en que el ataque contra la institución presidencial -por más que en algunas mentes desorbitadas que lo llevan adelante pueda ser así- tenga realmente por objetivo la destitución mediante un juicio político al estilo, digamos, del presidente Lugo de Paraguay. Para eso no les dan las cuentas (los votos legislativos), ni las razones. El pedido de adelantamiento de las elecciones -dirigido a este gobierno- queda como una estúpida bravuconada de un provocador habitual como Asís más que como algo posible de lograr. Este tipo de amenazas tienen con este gobierno el efecto contrario: lo reafirman.

Creo que la estrategia opositora se aproxima más a un serio intento -nada novedoso en su esencia- de desgastar al gobierno frente a la opinión y, tal vez, llevarlo a cometer errores sobre los cuales poder profundizar el descrédito. No veo al gobierno en esta situación. Sin embargo, algo se advierte: Toda intervención mediática debe pesar los pro y los contra de las posibles respuestas, no es cuestión de sumar flancos a los ya abiertos.
Un ejemplo positivo es el claro desmentido del gobierno en cuanto al fallido anuncio de que él podría impulsar la recusación de los jueces que marchen el 18f.
Otro ejemplo que me parece aún más claro es el exitoso viaje a China de la presidenta -realizado en medio del clima desestabilizador- y los sustanciales acuerdos que se concretaron, lo que no hace más que confirmar que no se le tiene miedo a las maniobras opositoras y que, por el contrario, la mano mantiene firme el timón a pesar de la tormenta. Si los medios opositores tratan de ocultar o minimizar un hecho es porque su difusión les juega en contra. Una verdad de perogrullo.

Lo que si hay es desconcierto, incluso nerviosismo e improvisación en la oposición en general. Montaron el show opositor en el Congreso tratando de mantener vivo el tema Nisman y como forma de neutralizar el debate de la nueva ley de inteligencia que ocurría en simultáneo en el Senado. Algunos opositores invitaron -para maximizar el impacto- a la jueza Arroyo Salgado y el tiro les salió por la culata, no había más que verles las caras. Con tono pausado pero sin titubeos ni mediastintas la ex mujer de Nisman y querellante en la causa, repartió críticas -desde su lugar de magistrado- a todos, Gobierno, oposición y medios de comunicación. Lo único que no hizo fue entrar en la interna judicial, ni tampoco opinó sobre el 18f, aunque deslizó que aún no había decidido asistir. Tal vez -en su opinión- no hacía falta, su oposición a la politización de la causa le pareció suficiente manifestación en ese tema.

Los dos terrenos en los que la oposición se siente, y con razón, actualmente fuerte son los medios de comunicación y una parte tal vez no mayoritaria pero clave del aparato judicial con la que se prestan servicios mutuamente. La parte más retrógrada y hasta corrupta del sistema cuyos vínculos llegan hasta la dictadura genocida.
Pero ese poder fáctico no tiene necesariamente un correlato en el apoyo ciudadano. La institución justicia, lo muestran las encuestas, no es una institución prestigiosa ni creíble. Los medios, especialmente Clarín, han perdido también buena parte de su credibilidad y su poder a causa de su abierto enfrentamiento con el gobierno que pone en evidencia la protección judicial de la que abusan tanto para proteger sus intereses económicos como políticos.
El apoyo a la desestabilización por parte de algunos personajes extranjeros (buitres, embajador USA, etc) puede jugar más en contra que a favor como ya ha sucedido.  Lo mismo ocurre con los habituales vínculos de sectores de la oposición con medios e instituciones foráneas que son enemigos declarados del gobierno y -yendo más allá- del propio país soberano.

Finalmente, los vínculos opositores con el poder económico local, si bien existen, no se muestran tan fuertes como para poder sumarlos alegremente al intento desestabilizador como ocurrió en ocasiones anteriores. Eso es bien visible. Incluso dentro de la UIA. Los más duros (Techint) quedaron momentáneamente en minoría frente a los acuerdos con China.

Mi convicción actual es que si se quita la hojarasca sensacionalista de los medios y las declaraciones rimbombantes lo que queda es un intento de influir en el electorado disminuyendo la confianza en el gobierno para aumentar así las chances de un (por ahora muy) hipotético frente opositor, que lo haga capaz de vencer en segunda vuelta a un FPV + aliados unido, que es poseedor de un claro proyecto y con la experiencia que le da el haber cruzado con éxito, más de una vez, mares tormentosos.
Además una hipotética merma en el apoyo al gobierno, si existiera, no se traduce necesariamente en las urnas en un voto opositor.

El problema central de la estrategia opositora son los excesos de todo tipo en los que incurren, los que se les pueden volver en contra si la porción del electorado que disputan con el gobierno -previsiblemente sectores medios- perciben que se trata de una pura y mezquina maniobra desestabilizadora. A nadie le gusta que le compliquen la vida ahora, con la promesa de que si se aguantan el chubasco prefabricado mañana estarán en el paraíso. Mucho menos si enfrente hay un gobierno que se mantiene firme y respondiendo a los desafíos con más política y menos provocaciones. Y del otro lado, en cambio, reina una confusión que forma y rompe alianzas casi todos los días, al punto de que no se sabe quién es quién y que es lo que propone como no sea el oponerse a todo lo que hace el gobierno.

bastadeodio                                                                       

martes, 3 de febrero de 2015

Ojo! Terreno minado, pisar con cuidado

 Un tema menor transformado por la alquimia mediática en uno fundamental.

A Jorge "Coqui" Capitanich le tiraron un anzuelo envenenado que parecía un bocado apetitoso y picó.

El tema no es -como debería serlo- discutir el disparatado pedido de detención de la Presidenta y su ministro de RREE, pensado y escrito en algún momento por parte del fallecido fiscal de la causa AMIA, Nisman, sino que el Coqui rompió un par de páginas del pasquín Clarín. Un indudable acto de corte nazi-fascista que atenta gravemente contra la libertad de expresión. En un contexto más racional y menos emponzoñado daría hasta risa tanto el acting de Capitanich como la deliberadamente exagerada respuesta de los medios opositores.

Hubo incluso quienes desde las filas de los comunicadores oficialistas -sin mayor reflexión- se lanzaron a criticar públicamente e incluso a condenar a Capitanich. Supuestos analistas  de los medios que no desconocen el contexto en el que se desenvuelve todo el asunto Nisman fueron incapaces de darse cuenta de lo obvio y advertir lo que en realidad está sucediendo. Que encima no es nuevo.

Hay una actitud que parece una constante en el gobierno de Cristina que es entendible pero sumamente riesgosa. Cuando las cosas aparentan irle bastante bien, mejor que lo esperado, tiende a bajar la guardia. Algo de eso ocurrió hacia fines del año pasado. La marcha de la economía, el repunte verificado del consumo popular y la ausencia de serios conflictos sociales ahogaban los agoreros vaticinios de los opositores.

Cristina, preocupada por la vinculación malsana de una parte de la SI comandada por Stiuso con el fiscal Nisman -quienes manifiestamente operaron en contra del memorándum de entendimiento con Irán aprobado por el Legislativo pero detenido por una cautelar de la justicia opositora- decidió cortar por lo sano con lo que tenía a mano y echarlo al agente. Tal vez no se evaluó correctamente que reacciones inmediatas esto podría provocar, según lo que se conoce no se tomó ninguna otra medida en esos días cruciales de fines de diciembre.

Lo cierto es que la operación denuncia (acusación) contra ella llevaba gestándose por lo menos dos años, desde que el gobierno nacional presentó la idea del memorándum y le dio forma legal como forma de movilizar una causa estancada.
Son bien conocidos los vínculos tanto de Stiuso como de Nisman (eran uno solo en la práctica) tanto con los EEUU como con Israel.
Ambas potencias pretendían mantener la culpa sobre Irán y -en distinta medida- mantener su aislamiento internacional. Orientaron la causa AMIA en esa dirección prácticamente desde la voladura de la mutual y operaron para desacreditar otras hipótesis concretando de hecho una escandalosa obstrucción de la justicia. El ex embajador de Israel en Argentina, Avirán, dio por concluido el tema cuando afirmó que los responsables ya habían recibido el castigo adecuado (ejecución por parte del Mosad). Demasiada franqueza que se hacía merecedora de una desmentida oficial del gobierno israelí la que, por supuesto, se produjo.
Todo esto se sabía y no tiene caso ahora lamentarse de que "importemos conflictos de lugares muy alejados de nuestro país", tal cosa ha pasado y muy probablemente seguirá ocurriendo incluso con mayor frecuencia si se tiene en cuenta que las rebeldías, en este caso tener una política exterior desalineada con la de los EEUU, tiene necesariamente sus costos y sus reacciones por parte de la potencia hegemónica. Cuando se tolera que los SI nacionales practiquen inteligencia interior en función de los intereses de otras potencias, dejando de lado e incluso burlando el interés nacional, estamos en el peor de los mundos posibles.

Si Nisman decidió no incluir el pedido de detención de la presidenta -previo el cumplimiento de lo que impone la Constitución en estos casos- es porque era consciente de la endeblez tanto de las pruebas como del valor acusatorio de los argumentos que aportaba. Ya era mucho acusarla, pretender iniciar con la acusación el proceso de destitución sabía que era inviable. Alguien, sin embargo, lo pretendía o lo exigía, por eso alguna vez lo tuvo en consideración y hasta lo escribió.

Por alguna razón o razones finalmente parece que lo descartó (si decidimos creer en el encriptado comunicado del Lijo).

Lo más importante y lo que se debería estar discutiendo en este momento es que a Nisman le daba, tal vez, para una sospecha, una hipótesis (a mi juicio poco plausible) de una conspiración presidencial para exculpar a Irán, la que sumada a las escuchas (que no involucraban directamente ni a Cristina ni a Timerman) podrían fundamentar una denuncia y el pedido de una investigación judicial posterior. 

En eso consiste una denuncia. Lo que hizo Nisman, en cambio, fue escribir una acusación. Si la propia hipótesis del delito cometido estaba poco y mal sustentada por el argumento escrito y por las supuestas pruebas aportadas, hasta el punto de correr el riesgo de ser rechazada "in límine", mucho más si lo que se pretendía era fundar una acusación.

El pedido de detención de los involucrados no dejaba ningún lugar a dudas, ningún posible escape, era la sentencia de muerte de la denuncia como tal y el ridículo profesional del fiscal con más recursos y horizonte investigativo del país, pero sin ningún progreso sustancial para exhibir.

En todo caso la "aparición" mediática del aparente borrador (o plan A) de Nisman y su no inclusión en el escrito presentado ante el juez Lijo (plan B), puede ser considerada una prueba más de las presiones y las dudas a las que estaba sometido el fiscal en los días previos a su deceso.

bastadeodio